Bueno basta de cháchara. La primera anécdota que voy a contar me ha pasado esta misma tarde:
Un tarde cualquiera tranquila (aun no he llegado ni a sentarme en la silla) y suena el teléfono.
Sacerdote: Sistemas.
Internacionalista: Buenas Sacerdote que tengo un problemilla con mi Outlook.
NOTA: Lo de internacionalista es porque es del departamento de expansión, es decir, que siempre esta de bureo y cuando viene da un poquico el coñazo ya sabéis.
Sacerdote: Dime, ¿cuál es?
Internacionalista: Que no puedo ver los correos que me han enviado.
Sacerdote: Espera que entro en tu ordenador. (Entro en el ordenador, veo que la configuración está bien) ¿Le has dado a “Enviar y recibir correo”?
Internacionalista: ¿Y eso que es?
Sacerdote: (¿Ein? Y como ha visto todos los correos hasta hoy) Hay un botón en la parte superior que pone “Enviar y recibir correo”.
Internacionalista: Ya está. Perdona Sacerdote. Que se me ha quedado colgado el ordenador (¿cuantos emails tendrá retenidos?) Ya está. Anda si tengo 115 emails por abrir (¡¿Qué?!), también está el email de perico de los palotes que me mando hace un mes de una tía en pelotas, ale! Gracias sacerdote.
Imaginaos como me quede, la madre que trajo a este luser al mundo. Anda y anda.
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